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La historia de las brujas
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Durante el siglo XV y el siglo XVII, principalmente en Europa y Estados Unidos, se iniciaron juicios contra personas acusadas de practicar brujería, & la famosa "caza de brujas".
Fueron miles de mujeres quienes ardieron en hogueras tras ser sometidas a horribles torturas, vistos con malos ojos por la mayoría de los habitantes de pueblos y sus gobernantes.
La brujería no era solo una ofensa a la religión sino que era considerado un delito penal, ya que estos supuestos poderes podían usarse para causar daño a otras personas. Este término incluía una amplia serie de actos, desde medicina practicada por mujeres, la elaboración de medicamentos, la adivinación y la magia, hasta conductas sexuales y sociales rechazadas por las autoridades religiosas.
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La mayoría de acusaciones partían de la propia comunidad, que a menudo acusaba a estas personas “sospechosas” sin muchas pruebas. Se creía que el objetivo de las brujas era perjudicar a la sociedad cristiana. ​
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Básicamente, se relacionaba a las brujas con la figura del diablo y ritos satánicos. Esto, en su mayoría, llevó a la muerte de muchísimos inocentes, personas castigadas por simples rumores de magia blanca, cuando en realidad se las acusaba de practicar magia negra.

Por sobretodo se acusaban a las personas socialmente más débiles y bastaban con rumores o denuncias para poner en marcha juicios, que llevaban a conseguir confesiones falsas a través de la tortura.
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Se empieza a utilizar el término "aquelarre", para nombrar a una agrupación o reunión de brujas que realizan rituales y hechizos, como creencia neopagana, o como bien algunos creían; actos de invocación y adoración a Lucifer.
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El número total de víctimas de la caza de brujas no puede ser establecido de modo completamente fiable, ya que una gran cantidad de actas de juicios se perdieron y muchos procesos no se registraron nunca de forma oficial.
Dato no menor, la proporción de mujeres sobrepasó el 75% y en algunos sectores llegó incluso al 90%. Esto explica en gran medida el fuerte carácter misógino de la época, que consideraba a las mujeres moralmente más débiles y presas fáciles para el Diablo.
Muchas de estas mujeres eran curanderas, cocineras y comadronas, gran parte de ellas eran de edad avanzada. La mayoría de las mujeres acusadas de brujería eran solteras o viudas y por lo general pertenecían a los niveles más bajos de la sociedad.
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Todo esto lleva a cuestionarnos si en realidad varios de estos sucesos no fueron más que un odio hacia la figura de la mujer que convenía descartar en la época, en conjunto con el miedo que necesitaban imponer ciertas personas de alto poder social, político y religioso para tomar un mejor control de la sociedad.
